Resumen: La violencia se muestra como un objeto inevitable en la etnografía contemporánea de Guatemala. A partir del análisis de diversos escenarios producidos durante el trabajo de campo realizado en las últimas dos décadas, este texto delimita los enfoques teóricos y modelos explicativos de las formas violentas que recrean una manera particular de estar en el mundo para gran parte de la población. A través de un ejercicio experimental de representación mediante diferentes viñetas etnográficas articuladas desde la posición del etnógrafo -varón, europeo, con capacidad para estar y dejar de estar en ese espacio social-, se cuestiona el alcance de la manera en que se abordan, en términos teóricos, las diferentes modalidades de violencia. El desaforo de violencia se configura como rasgo cardinal del orden social, insertándose en los espacios intersubjetivos, dando sentido a emociones como “desdén” o “miedo” y orientando las prácticas y nuevas topografías del terror. La reflexión sobre la posición teórica del académico se configura como limitación para algunas de las conclusiones señaladas: la insuficiencia explicativa de categorías clásicas como “carácter desmovilizador” o “procesos de normalización” para describir una vida social donde la violencia se encuentra adherida en la piel, formando parte de la identidad del presente.