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Interpreter training and interpreting research in Chile: Challenges and opportunities for the development of interpreting studies Formación de intérpretes e investigación en interpretación en Chile: Desafíos y oportunidades para el desarrollo de los estudios de interpretación
Indexado
Scopus SCOPUS_ID:85038969620
DOI 10.17533/UDEA.MUT.V10N2A02
Año 2017
Tipo

Citas Totales

Autores Afiliación Chile

Instituciones Chile

% Participación
Internacional

Autores
Afiliación Extranjera

Instituciones
Extranjeras


Abstract



This article presents an overview of the current situation of interpreter training and research in Chile, as well as the most relevant challenges and opportunities that this presents to the local development of Interpreting Studies. Interpreter training in Chile is taught mainly at the undergraduate level, in programs that cover foreign language acquisition in simultaneity with the development of interpreting skills. The linguistic combination in which most interpreters are trained is English-Spanish. Particularly, one of the main challenges for interpreter training in Chile is a greater focus on the needs of indigenous peoples and immigrants. Additionally, professional interpreters lack opportunities of professional or academic development, which hinders the development of a close-knit professional community. However, a few research lines are under development in very relevant areas, such as the history of interpreters in the colonial context and the psycholinguistic study of the interpreting process. There is an urgent need to strengthen this community by training new researchers and pushing forward interdisciplinary studies based on local needs of insight, knowledge and applications. All these gaps represent an excellent opportunity for the growth of Interpreting Studies in Chile.

Revista



Revista ISSN
Mutatis Mutandis 2011-799X

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Colaboración Institucional



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Autores - Afiliación



Ord. Autor Género Institución - País
1 Diaz-Galaz, Stephanie Mujer Pontificia Universidad Católica de Valparaíso - Chile

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Financiamiento



Fuente
Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica
Consejo Nacional de Rectores
Instituto Nacional de Perinatología
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile
Comunidad Europea

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Agradecimientos



Agradecimiento
La conciencia de la sociedad chilena sobre la diversidad sociocultural está cambiando rápidamente. Esta sensibilización surge, por una parte, de nuevos patrones en la inmigración y, por otra, por la aplicación y propuesta de nuevos marcos regulatorios que tienen como objetivo propiciar una mayor inclusión social, tanto de personas que pertenecen a los pueblos originarios como de los inmigrantes que llegan al país sin poder comunicarse en español. Este proceso de transformación tiene implicaciones éticas y profesionales para la comunidad de intérpretes en el país, como profesionales ligados a la comunicación interlingüística e intercultural. Para contextualizar este panorama, primero se presentan algunos datos básicos sobre el país, que permiten explicar el foco que ha tenido la profesión de intérpretes en el país. El territorio de Chile, ubicado en el sudoeste del Cono Sur de América, está ordenado en 15 regiones que dividen el territorio consecutivamente desde el extremo norte al extremo sur del país y que dependen administrativamente del gobierno central. Según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadísticas, el país tiene aproximadamente dieciocho millones de habitantes, de los cuales unos siete millones se concentran en la capital, Santiago de Chile, y otros siete millones en las regiones de la zona central del país (Coquimbo, Valparaíso, O’Higgins, Maule, y Biobío) (Instituto Nacional de Estadísticas [INE], s/f, b).
En consecuencia, estos nuevos escenarios abren la puerta al desarrollo de un nuevo contexto de interpretación, como la interpretación en los servicios públicos. Como se ha mencionado, la interpretación en los servicios públicos es la interpretación que ocurre entre miembros de una misma comunidad (inmigrantes, refugiados, indígenas y las instituciones públicas de salud, justicia, educación, etc.) que no hablan la misma lengua. En países como Estados Unidos, Canadá, Australia y la Comunidad Europea, el reconocimiento oficial a las lenguas originarias y la implementación de leyes antidiscriminación dio lugar a que las instituciones públicas tuvieran la obligación de proporcionar intérpretes a las personas que no hablan la lengua oficial o dominante del país, con el propósito de respetar su derecho fundamental a comunicarse en su propia lengua y a acceder a los servicios sociales en igualdad de condiciones a las de los hablantes de la lengua mayoritaria. Así, comenzaron a surgir los intérpretes en los tribunales, en la policía, en hospitales y centros médicos, intérpretes de lenguas de señas en escuelas y en los medios de comunicación, etc. Este nuevo escenario profesional trajo consigo nuevos desafíos, especialmente, en torno a la definición del rol o los roles de los intérpretes en estos contextos, la profesionalización de los intérpretes y la investigación (Abril, 2006; Wadensjö, 1993; Angelelli, 2004).
En este contexto, los primeros programas de formación profesional de intérpretes en Chile datan de la década de 1990 y se originaron principalmente en instituciones de carácter privado (institutos profesionales y universidades privadas con aporte del Estado) en nivel de pregrado. Estas condiciones no han variado en los últimos 25 años ya que, según los últimos datos disponibles en la base de datos ÍNDICES del 2016 (Consejo Nacional de Educación [CNED], 2016), actualmente existen 19 programas de formación de intérpretes, todos impartidos en el nivel de pregrado y que entregan título profesional de Intérprete o Traductor-Intérprete (Tabla 1). Estos programas suman una matrícula total de 1.885 estudiantes de interpretación. Dentro del país, la mayoría de los programas está concentrada en la zona central de Chile, en las regiones Metropolitana (12), Valparaíso (3) y Bio-Bio (2).
Esta orientación hacia la interpretación de conferencias también concuerda con una visión de la interpretación como una tecnología de apoyo al mercado y al desarrollo de la mano de actores de gran prestigio y poder en un escenario de globalización. Mientras que, por otro lado, las necesidades de comunicación de sectores de la sociedad que se encuentran en una posición de menor prestigio y poder, como los pueblos originarios y los inmigrantes, no son atendidas con igual interés. En el caso de las lenguas originarias, en Chile no existen programas para formar traductores e intérpretes en lenguas indígenas y esto ha sido identificado como una limitación para la revitalización y protección de dichas lenguas, tal como indica un informe elaborado por la Oficina Técnica del Congreso Nacional (Biblioteca del Congreso Nacional de Chile [BCN], 2011). En este sentido, la formación de intérpretes en Chile ha seguido la tradición occidental de formación en lenguas extranjeras al alero de departamentos académicos de lenguas extranjeras, humanidades e incluso educación, cuya experticia radica en dichas disciplinas y no concretamente en la traducción o la interpretación (Motas, Williams y Snell-Hornby, 1994; Pym, 1999). A medida que la interpretación (y la traducción) se vaya consolidando académicamente en el país, será necesario hacer una reflexión sobre cómo puede la disciplina servir de mejor manera a las necesidades de la sociedad. Por ejemplo, la falta de intérpretes profesionales en lengua indígenas y creole supone un enorme vacío para un porcentaje de la población, cuyos derechos se ven vulnerados por este hecho en varias ocasiones: primero al no poder ejercer su derecho a comunicarse en su propia lengua y, segundo, al no poder acceder a servicios públicos de justicia, salud y educación en igualdad de oportunidades que las personas que hablan español (Fuster Farfán y Rebolledo Olave, 2013). De manera que es necesario determinar, por ejemplo, cuáles son los servicios públicos que más utilizan las comunidades inmigrantes o indígenas en las que habría necesidad de intérpretes, así como determinar quiénes están actualmente proporcionando dicho servicio y las consecuencias éticas que ello tiene para los usuarios de los servicios (Ozolins, 2014).
De manera que ante eventuales cambios curriculares sería deseable que los programas hicieran una reflexión sobre la consistencia curricular de los programas así como de la efectividad del proceso de enseñanza y aprendizaje de la interpretación en planes que tienen una clara orientación hacia la traducción, de cara a los procesos de aseguramiento de la calidad que requieren, con cada vez más énfasis, una sólida consistencia entre el currículum y los resultados de la formación (Comisión Nacional de Acreditación [CNA], 2015). En este sentido concretamente, la formación de intérpretes profesionales exige no solo formar individuos capaces de aplicar técnicas de interpretación consecutiva o simultánea, sino que se requiere un sólido fundamento en las características de la comunicación oral multilingüe, en los distintos contextos de uso de la interpretación, en los aspectos específicos de la ética profesional de los intérpretes en dichos contextos, en habilidades de gestión profesional necesarias para insertarse exitosamente en el mercado laboral, así como de conocimiento disciplinar que permita al intérprete integrar la teoría y la práctica y acceder, de esa manera, a una comunidad profesional y disciplinar de la interpretación.

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