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| Indexado |
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| DOI | 10.32992/ERLACS.10409 | ||
| Año | 2019 | ||
| Tipo |
Citas Totales
Autores Afiliación Chile
Instituciones Chile
% Participación
Internacional
Autores
Afiliación Extranjera
Instituciones
Extranjeras
The Chilean PDC has had a clear electoral fall. In the elections of 1973 - months before the fall of democracy - PDC achieved about 33 per cent of the votes, similar to that obtained in the first free elections after the dictatorship of General Pinochet (1973-1990). In the last elections of 2017, meanwhile, PDC got only 10.3 per cent. This trend opens a series of questions. Who are the PDC's supporters? Is there continuity in its support bases from 1958 to 2017? Based on several surveys and aggregate electoral data at the community level, we note a surprising continuity in the profile of their voters. They tend to be Catholics, with political positions of center and - although with fluctuations - coming from the rural world. The dilemma for the PDC is that Catholicism has declined in Chile, the center has faded and the rural population has retreated.
| Revista | ISSN |
|---|---|
| Revista Europea De Estudios Latinoamericanos Y Del Caribe = European Review Of Latin American And Caribbean Studies | 0924-0608 |
| Ord. | Autor | Género | Institución - País |
|---|---|---|---|
| 1 | Herrera, Mario | Hombre |
Universidad de Talca - Chile
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| 2 | Morales, Mauricio | Hombre |
Universidad de Talca - Chile
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| 3 | Rayo, Gustavo | Hombre |
Universidad de Talca - Chile
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| Agradecimiento |
|---|
| En los años 40, las relaciones de los falangistas con la jerarquía eclesiástica chilena fueron críticas. Se responsabilizaba a la Falange de la división del voto católico, favoreciendo la expansión del Partido Comunista (Scully, 1992). El Concilio Vaticano II y las Conferencias Episcopales latinoamericanas de Me-dellín (1968) y Puebla (1978) son testimonio y a la vez un factor desencade-nante de una nueva Iglesia en el continente, la cual ejerce una denuncia profé-tica frente a la violencia estructural y declara su opción preferencial por los pobres. En las décadas siguientes, la comunión entre la Iglesia Católica y la DC se expresará frente a múltiples temáticas y a todos los niveles del partido. Las relaciones entre el PDC y la Iglesia comenzarían a estrecharse durante el régi-men del general Pinochet, en especial por la defensa de los Derechos Huma-nos. Un papel central jugaría el cardenal Raúl Silva Henríquez y su oposición a la dictadura. Además, los dos Presidentes de la República del PDC, Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle, eran católicos y cercanos a la Iglesia, por lo que durante el proceso de re-democratización hubo una especie de imbrica-ción entre el PDC y la jerarquía católica. ¿Qué sucedió a nivel de opinión pú-blica? El gráfico 3 muestra la mayor predisposición de los católicos a identifi-carse con el PDC en comparación con el promedio de identificación con el par-tido. |
| El movimiento social cristiano chileno surgió a inicios de los años 30 cuando un grupo de jóvenes del Partido Conservador constituyó la Juventud conserva-dora y Falange Nacional, que más adelante se transformaría en Democracia Cristiana. Alertaron sobre las inequidades estructurales de la sociedad chilena (Silva, 1948; Gazmuri, 2000), basándose en las enseñanzas de la Iglesia y de figuras eclesiásticas como los sacerdotes Francisco Vives Solar, Oscar Larson y Alberto Hurtado. Desde ese entonces, descartando todo tipo de confesiona-lismo, construyeron una vida política laica, en permanente comunicación con figuras inspiradoras de la Iglesia Católica chilena (Gazmuri, 2000; Girodier, 2014). La reflexión doctrinaria de este grupo se institucionalizó en la Asocia-ción Nacional de Estudiantes Católicos (ANEC) fundada en 1915 en la Univer-sidad Católica de Chile. Bajo la asesoría espiritual y pastoral del padre Larson y el jesuita Fernando Vives, el semillero formativo de los jóvenes dio origen al Movimiento Nacional de la Juventud Conservadora en 1936. |
| En los años 40, las relaciones de los falangistas con la jerarquía eclesiástica chilena fueron críticas. Se responsabilizaba a la Falange de la división del voto católico, favoreciendo la expansión del Partido Comunista (Scully, 1992). El Concilio Vaticano II y las Conferencias Episcopales latinoamericanas de Me-dellín (1968) y Puebla (1978) son testimonio y a la vez un factor desencade-nante de una nueva Iglesia en el continente, la cual ejerce una denuncia profé-tica frente a la violencia estructural y declara su opción preferencial por los pobres. En las décadas siguientes, la comunión entre la Iglesia Católica y la DC se expresará frente a múltiples temáticas y a todos los niveles del partido. Las relaciones entre el PDC y la Iglesia comenzarían a estrecharse durante el régi-men del general Pinochet, en especial por la defensa de los Derechos Huma-nos. Un papel central jugaría el cardenal Raúl Silva Henríquez y su oposición a la dictadura. Además, los dos Presidentes de la República del PDC, Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle, eran católicos y cercanos a la Iglesia, por lo que durante el proceso de re-democratización hubo una especie de imbrica-ción entre el PDC y la jerarquía católica. ¿Qué sucedió a nivel de opinión pú-blica? El gráfico 3 muestra la mayor predisposición de los católicos a identifi-carse con el PDC en comparación con el promedio de identificación con el par-tido. |